25 años compartiendo sueños

¿Por qué elegimos este lema? Tal vez porque compartir los sueños sea una manera “económica sustentable” de administrar la esperanza. En un mundo de carencias y mezquindades, Puerta Abierta elige la Vida en Abundancia.

Celebrar 25 años es una invitación a hacer memoria de los orígenes, pero sobre todo a ser agradecidas por tanto bien recibido al compartir la vida y los sueños con las mujeres por medio de las cuales Dios nos manifiesta su gracia y nos hace partícipes de su salvación.

Hace más de 150 años, Padre Serra intuyó que esta era “la causa de Dios”: abrir una puerta a las mujeres más vulneradas. Por su parte, Madre Antonia nos decía: “Las chicas son la gracia de Dios”. Seguir la “causa de Dios” nos lleva a encontrarnos con “la gracia de Dios”. Este es el sentido de la vocación Oblata. Y Puerta Abierta Recreando responde así a este llamado vocacional. 

Hagamos memoria agradecida de estos 25 años:

El Proyecto buscó desde sus inicios responder a las necesidades de las mujeres en situación de prostitución. Luego de hacer un amplio relevamiento y espacios de reflexión con diferentes actores sociales y profesionales laicos (que las hermanas de ese entonces registraron detalladamente en las crónicas), se inauguró el Proyecto en el Barrio de La Boca. Desde el primer momento el trabajo fue con un equipo de hermanas y laicas y abarcó tanto el Centro de Día como el Trabajo de Campo.

Luego, en el año 2000, el Centro de Día se trasladó al Barrio de Constitución insertándose así en una de las consideradas “zonas rojas” de la Cuidad. Desde allí el Trabajo de Campo se extendía a los Barrios de Once y Flores de la Cuidad de Buenos Aires. 

Una de sus grandes riquezas del Proyecto es el trabajo en equipo desde donde se discierne las intervenciones y acciones según cada momento de la historia y la realidad concreta de cada mujer que acompañamos; y otra riqueza es la red interinstitucional que está presente desde los inicios y que se continúa desarrollando y fortaleciendo en la actualidad.

Hasta ahora, el proyecto se desarrolla desde tres ejes: Centro de Día, Trabajo de Campo y Sensibilización a la sociedad y la iglesia. Entre sus acciones principales se encuentra la Revista Puerta Abierta que cumple una doble función: es un medio de sensibilización y capacitación, pero también es un medio de expresión de las mujeres que hablan con su propia voz. En el Centro de Día se destaca el acompañamiento personalizado para la concreción de nuevo proyecto de vida a las mujeres que manifiestan el deseo de abandonar la prostitución. En el trabajo de Campo no solo se visita a las mujeres en la calle y en sus casas, sino que también, se acompaña a grupos de laicos de parroquias, de otros lugares, que también sienten el llamado y visitan a las mujeres de sus zonas cercanas.

Puerta Abierta Recreando ha sido y es un proyecto de misión que se caracteriza por su espíritu buscador del querer de Dios escuchando su llamada desde la vida y la voz de las mujeres. Supo adaptarse en su estructura a los cambios y complejidad de la prostitución, lo que hace que se mantenga en constante trasformación según las necesidades de las mujeres.

¿Y los sueños? Están en cada una de nosotras.

Cada paso que damos es un sueño compartido, un sueño que comenzó a ser realidad el 18 de septiembre de 1992 cuando abrimos las puertas del Centro de Día y nos lanzamos a la aventura de soñar juntas, hermanas, laicas/os y ellas, las mujeres que Dios nos confió. 

El corazón está lleno de nombres, de historias, pero sobre todo de sueños y esperanzas que llegaron a ser una realidad de liberación y empoderamiento. Vidas sanadas, fortalecidas, libres…

Compartir sueños es una acción revolucionaria: es imposible medirlos, abarcarlos, controlarlos. Nunca se agotan. Más los compartimos, más se expanden y nacen nuevos sueños. Soñar es el comienzo de una gran obra de transformación.

Por eso, 25 años de compartir sueños es compartir liberación, es compartir nuevos inicios, una vida nueva. 

Y decimos gracias. Gracias a las Hermanas Oblatas que en estos años ofrecieron su servicio y entrega en el Proyecto. Gracias a las laicas y laicos, profesionales, que fueron parte de esta obra en diferentes momentos de esta historia y dejaron huellas profundas de gratitud. Gracias a hermanas y hermanos de diferentes congregaciones religiosas con quienes hicimos la experiencia de Misión Compartida.

Gracias a las mujeres que nos antecedieron en el encuentro con Dios Padre–Madre: Mabel, Mariela, Susana, Dorita, Colacha, Rosita, Carmen, Mercedes, Viky, Tati, Laurita, Paula… Mujeres Resucitadas que hoy son luz que interceden por nosotras. 

Puerta Abierta está de fiesta. La Familia Oblata está de fiesta. “El Señor ha estado grande con nosotras y estamos alegres”.

Que Madre Antonia y Padre Serra nos acompañen para que nuestro trabajo de cada día sea “la causa de Dios” y que cada encuentro con las mujeres sea un momento sagrado porque ellas son para nosotras “la gracia de Dios.”

¡Felicidades!