Puerta Abierta a la Palabra

“Sé lo que vales; he abierto ante ti una puerta que nadie podrá cerrar, pues, por pocas que sean tus fuerzas, has guardado mi palabra y no has renegado de mí”.

Apocalipsis 3,8

Por Hna. Olga Colipe, OSR

Puerta Abierta Recreando celebra sus Bodas de Plata, 25 años desde que se abrió por primera vez, como cantaba Facundo Cabral: “Está la puerta abierta, la vida está esperando con su eterno presente, con lluvia o bajo el sol”. Se abrió dando paso a un sinfín de mujeres que día tras día fueron sumando experiencias de vida, aires de cambio y nuevas opciones.

Haciendo eco de aquella entrañable frase de José B. Serra allá por 1864: “Si todas las puertas se les cierran, yo mismo abriré una para ellas”. Las Oblatas salieron por las calles al encuentro con las mujeres y fieles a la misión que fue depositada a la Congregación se buscó un espacio donde las mujeres pudieran descansar y aliviar las heridas. 

La Familia Oblata se fue agrandando y lentamente se fueron sumando laicas y laicos encarnando el Carisma y la Espiritualidad Redentorista. Las respuestas fueron adaptadas a las necesidades de las mujeres y los desafíos que la realidad plantea en cada momento histórico.

Gracias a Dios que me concedió la dicha de caminar un largo trayecto junto con la comunidad y el Equipo de Puerta Abierta Recreando. Fueron años de aprendizaje y enriquecimiento mutuo. Los espacios de formación conjunta, las asambleas y meriendas con las mujeres, el desarrollo de los talleres, el trabajo de campo en las calles del Barrio Constitución, Plaza Once y Plaza Flores. El trabajo en red con otras instituciones que luchan por los derechos humanos de las humanas. Las salidas y paseos recreativos, los espacios lúdicos y festejos como los acompañamientos personalizados son un tesoro guardado con inmensa ternura en mi corazón.

En la fiesta de la Inmaculada Concepción del 2015, el Papa Francisco decía: “tendré la alegría de abrir la Puerta Santa. En esta ocasión será una Puerta de la Misericordia, a través de la cual cualquiera que entrará podrá experimentar el amor de Dios que consuela, que perdona y ofrece esperanza”. 

Eso es lo que considero de Puerta Abierta, una entrada, una posibilidad de transitar por la misericordia de Dios que nos reconcilia y nos mueve al perdón con la propia historia, la historia de cada una de las mujeres que llevan esa pesada mochila que la sociedad carga sobre quienes están en situación de prostitución.

El 21 de agosto, el Papa Francisco en su Mensaje por la Jornada Mundial del Migrante y el Refugiado, nos propone cuatro verbos para poner en práctica con esa gran parte de nuestra humanidad: Acoger, Proteger, Integrar, Promover. La triste situación de tantos emigrantes, desplazados, refugiados y las víctimas de la trata, que huyen de las guerras, de las persecuciones, de los desastres naturales y de la pobreza, son un grito que estremece las entrañas de nuestro planeta.

Puerta Abierta como la gran mayoría de los proyectos de la Familia Oblata, ve nutrida su población con mujeres que son víctimas de tráfico y/o trata de personas, ya sea para la explotación sexual como también explotación laboral o reducción a la servidumbre. No podemos cerrar los ojos a esos cuatro verbos que nos habla Francisco. Ya que en esta realidad tan compleja del crimen organizado la situación de prostitución y la trata de personas es el común denominador. Por lo tanto urge derribar fronteras, abrir las puertas de nuestros países, ciudades e instituciones para acoger, proteger, integrar y promover a las mujeres que se acercan como la Samaritana a buscar el agua de la Vida.

Quizás las/os lectoras/es se pregunten: ¿y cuál es la parte que me corresponde en esta propuesta de Francisco? O ir más allá aún, cuál es mi aporte a la puesta en marcha del sueño de Padre Serra y la Madre Antonia en la primavera del 1864? Hoy, 2017, ¿qué significa abrir puertas a las mujeres en situación de prostitución o trata de personas, desde mi vida, trabajo cotidiano, lucha por los derechos humanos, social, económica y políticamente?

¿Cuál es ese movimiento que puedo realizar para tirar cerrojos, superar fronteras, para abrir el corazón y permitir que entre el aire de lo diferente que no me amenaza, sino que me enriquece?

No quisiera terminar este texto sin compartir parte de este poema de Mario Benedetti, autor uruguayo que nos invita a no rendirnos a nuestros sueños y puestas en prácticas.

No te rindas...

No te rindas, aún estás a tiempo de alcanzar y comenzar de nuevo,

aceptar tus sombras, enterrar tus miedos, liberar el lastre, retomar el vuelo.

No te rindas, por favor no cedas, aunque el frío queme, aunque el miedo muerda,

aunque el sol se esconda, y se calle el viento,

aún hay fuego en tu alma aún hay vida en tus sueños.

Porque no hay heridas que no cure el tiempo.

Abrir las puertas, quitar los cerrojos,

abandonar las murallas que te protegieron,

vivir la vida y aceptar el reto, recuperar la risa, ensayar un canto,

desplegar las alas e intentar de nuevo, celebrar la vida y retomar los cielos.

Porque cada día es un comienzo nuevo, porque esta es la hora y el mejor momento.

Porque no estás sola, porque yo te quiero.